viernes, 23 de julio de 2010

La vocación

Muchas muchas veces a lo largo de mi cada vez más larga vida en el terreno de la enseñanza, mis alumnos y alumnas me han preguntado por qué me hice maestro. La razón, obvia para muchos, e incierta para otros, era mi vocación.

Y siempre les cuento la misma historia. Es una historia que guardo para ellos y por primera vez hago pública: desde siempre me ha gustado la enseñanza y los niños (para los mal pensados no pasa de ser un amor pedagógico, surgida de la necesidad de transmitir con cariño ciertos aprendizajes generales, nada sensual y menos sexual, no es mi estilo).

Me di cuenta que me gustaba la enseñanza cuando mi hermano aún estaba en la guardería de 0 a 3 años, antes de entrar en el cole, y un día lo llevé valiéndome de mis 9 añazos (mi edad, y la cercanía de la guardería, porque si no mi madre no me hubiera dejado hacerme cargo de un niño de 2 años)...

Entonces lo iba a dejar, y su "seño" me invitó a quedarme un rato con ella y los niños, y de paso ayudarla con el tema de abrigos y tareas propias. Fueron dos o tres días los que pasé con ella y los niños, y la verdad que fueron encantadores... incluso hubo un día de desayuno extremeño, con lo cual deduzco que sería septiembre aquella fecha porque yo no tenía cole, y desayunamos migas.

Eso, unido a que a los 12 años me encontré en un bar -donde mis padres estaban tomando una cerveza- con unos extranjeros que se me pusieron a hablar en inglés... y oye!, que les entendía y todo, y les contestaba, y al final deduje que mi vida iría por la senda de la educación, pero en inglés, con dos bemoles "on the rock".

Pasó el tiempo y bueno, entre estudios, puteos, y universidad -etapa que algún día contaré, como el día a día de mi profesión- llegué donde estoy ahora, con orgullo, y, sobre todo, con vocación, como debe ser.

El tema es que siempre me he acordado una historia que siempre ha acompañado a la mía, que cuando cuento entre mis allegados gusta -y de qué manera, oiga!-, y es la historia de los maestros, profesores y demás personal dedicado a la enseñanza.

Hoy, queridos amiwitos y queridas amiwitas, os presento la historia de los Sancho en educación, por supuesto aplicable a cualquier profesión o evento por el que se perciban unos cuantos doblones de oro...

Se dice que entre los maestros hay tres etapas, muy distintas entre ellas y muy relacionadas:

La primera etapa es la de Sancho el Bravo, donde todo lo que me echen es poco, aquí estoy yo con mi vocación recién salido de las opos, y me encanta y disfruto de todo lo que hago porque "yo lo valgo" (frase patrocinada por L'oreal). Esta etapa, de mayor o menor duración, es entrañable, preciosa, distinta a las demás: se disfruta con el quehacer y encima te pagan, así que, chachi pilongui, Juan Pelotillas.

La segunda etapa es la de Sancho el Sabio. Y no, amiwitos, no os confundáis. Esta etapa no habla de que con la edad te haces más mayor y más listo, o sí, depende cómo lo veáis. Es la etapa del "no lo hago porque me sé mis derechos", así que pasamos de una fase totalmente altruísta, aunque remunerada, a una un poco más pilla si cabe, donde las cosas se hacen, porque se hacen, pero se para al Jefe de Estudios más pintao que se aprovecha de la situación de ese altruísmo.

Por último tenemos la gran y esperada última fase: La de Sancho... Panza. Es en el término de la edad profesional donde sobre todo se dan estos elementos, que les ha dado tiempo a dar buena cuenta de su salario y comidas a gogó, y donde la filosofía fundamental es la de ... "que lo hagan los jóvenes, que para eso están". Una lástima que toda una vida dedicada se pierda por el wáter al llegar a esta fase, pero es real como la vida misma.

Así que desde aquí, amiwitos seguidores y amiwitas seguidoras, el consejo de hoy: quedáos en Sancho el Bravo, es la fase más bonita y satisfactoria, pero no olvidéis de vez en cuando pasar por el Sabio, para que no os den todas del mismo lado, y nunca, nunca jamás, os perdáis en la de Sancho Panza, aunque la edad es algo sobre lo que no tengamos poder y unos kilitos de más echemos... porque como decía el sabio anuncio de Font Vella, "no pesan los años, pesan los kilos," xDD...

5 comentarios:

Robin dijo...

hola, una vez más paso por aquí y encuentro más entradas tuyas en las que poder dejar mis largos pero apreciados comentarios.

Me ha hecho ilusión verme mencionado en una de las entradas del blog, gracias.

y ya haciendo referencia al tema en cuestión me gustaría decirte que esa comparación que haces de los Sanchos no es sólo aplicable al mundo de la enseñanza sino también a la vida misma de uno. Porque, ¿No es verdad que también pasa lo mismo conforme nos vamos haciendo mayores? ¿No es verdad que podríamos aplicarla a cualquier relación tanto de amistad como de amor?

Las personas con el paso del tiempo nos vamos acomodando, pensamos que nos vamos haciendo mayores y que se nos va agotando el tiempo y con él las ganas de hacer las cosas.

Cuántas veces he escuchado en mi vida decir: "Yo ya no puedo que soy muy mayor".

El caso es que nunca se es mayor para realizar ciertas cosas si tenemos un corazón joven (cosa que no tiene nada que ver con la edad) e ilusión por vivir y quizás nos falta creernos un poco que podemos conseguir aquellos que nos propongamos, aunque a veces cueste o aunque a veces sea casi imposible, pero mejor realizarlo que no pensar qué pudo llegar a ser y no fue. El típico dicho de "hay que arrepentirse de lo que no hiciste y no de lo que hiciste".

Para ir concluyendo sólo decir que si esto les pasa a los profesionales de la enseñanza con vocación, ¿Qué les pasará a los que no la tienen? ¿Pasan directamente al último Sancho?

Y una vez dado mi punto de vista, espero que mientras leías este comentario hayas estado reflexionando y que ahora cada vez que cuentes la historia de los Sanchos añadas: "Pero no es verdad amiwitos y amiwitas que esto puede utilizarse para definir nuestro comportamiento en nuestra propia vida?

Un saludo

CCartola dijo...

Hola de nuevo Robin, me alegra no sabes cuánto que vayas siguiendo este humilde blog.

Razón tienes de sobra, de hecho antes de iniciar la historia verás que comento que es "aplicable a cualquier profesión".

Ni qué decir tiene la aplicación a nuestra propia vida como bien apuntas.

En el caso de los profesionales de la educación sin vocación normalmente pasan al a fase de Sancho el Sabio, pero echando pestes de los niños, y poniendo en entredicho contínuamente el sistema. Son muchos, muchísimos los casos que conozco de personas que están en el magisterio sin vocación, y créeme, lo hacen por la estabilidad de un salario y por las comodidades de unas vacaciones que a muchos se les antoja demasiado grandes.

Es una lástima ver cómo la gente se va quemando, cómo no reconocen que la gente que va llegando tiene mucha fuerza y aporta nuevos elementos educativos, pero también es cierto que mi profesión es de tener EXPERIENCIA, la cual, aplicada a la vida, es lo fundamental.

La historia de los 3 Sanchos la suelo comentar por la gran rapidez que en mi profesión se produce el burned-out, o profesor quemado. Por supuesto aplicable a cualquier otra digna de quemazón o a la vida, aunque eso ya no dependa de tu vocación, sino más bien de tu personalidad.

Robin dijo...

En mi opinión, los profesionales de la educación deben irse "actualizando" la vida cambia, y si esos Sanchos maduros no se actualizan, no podrán educar a sus alumnos para que puedan "defenderse" en la vida.

Quizás eso es lo más importante que le enseña un maestro a un alumno.

Con respecto a aquellos profesionales que como tú bien dices echan pestes de los niños, creo que no hay niños "malos" sino buenos profesores que saben tratarlos.

Aunque claro, no todo el mundo vale para ello, supongo que estarás de acuerdo conmigo en que un buen maestro tiene que tener ciertas características que no todo el mundo tiene, y ciertamente pienso que estas características se pueden perfeccionar, pero no adquirir, se nace con ellas, por lo que podíamos estar definiendo esa vocación que no todo el mundo tiene en esta bonita profesión.

Para finalizar este otro largo comentario que me marco aquí, decirte que visito tu blog porque con tanta televisión basura y tantos reportajes de españoles por el mundo, no viene mal de vez en cuando tratar temas un poco más serios y poder dar mi punto de vista de ellos.

por último decirte que no creo que sea yo la única persona que visite tu blog, además leyendo algunos comentarios de algunas de tus entradas he podido observar que no te mantienes en el anonimato, si no que los "comentaristas" te conocen, así que... jejeje

Un saludo y espero más temas interesantes que poder tratar.

CCartola dijo...

Querido/a seguidor/a Robin:

La educación avanza en torno a la sociedad, que es la que realmente marca su devenir. De hecho existen estudios contrastados sobre la educación más moderna y la tradicional, pero... ¿cual es la mejor? Realmente y a estas alturas no se sabe. Para ello realizaré otra entrada muy interesante en ese sentido.

Por supuesto, ni qué decir tiene que hay gente, como en todas las profesiones, que nacen con un don: no el de enseñar, sino el de SABER ENSEÑAR.

Sé que hay gente que lee el blog, pero no siempre hay tiempo para un comentario. Es más, desde el inicio sé perfectamente quiénes lo ven, y la verdad, es un orgullo para mí.

Espero que sigas visitando de vez en cuando y, por supuesto, agradezco cada una de tus sabias palabras.

Voy a escribir, que me ha venido la musa. Gracias de nuevo.

Robin dijo...

Querido/a bloguero/a (la verdad es que hasta no leer tu último comentario no me había percatado de eso...) :

¿sabias palabras? sólo son opiniones de temas que incluso apenas conozco.

A lo largo del día visito muchos blogs, es como leer libros basados en hechos reales, hay blogs en los que la gente cuenta su vida, blog demasiado densos en los que se tratan temas demasiado... pues eso, densos.

Y por casualidad encontré este, es diferente, no digo que mejor ni peor, sólo que diferente, quizás porque tratas temas de los que todos pensamos que entendemos y damos nuestra opinión, pero en el que la realidad es muy distinta, y es que nadie sabría dar unos pasos concluyentes para que estos temas dejaran de ser un problema.

Y en este anonimato que nos proporciona Internet puedo dejar mis pensamientos como te he dicho antes de temas que no conozco sin que nadie me puntúe negativo por ello.

Internet no es una fuente totalmente fiable, así que que nadie se base en lo que yo digo por aquí...

Sin más, finalizo otro de mis largos comentarios, (pero siento que apreciados), y te pido disculpas por contarte todo esto sin tratar el tema en cuestión.

Un saludo bloguero/a