viernes, 27 de febrero de 2009

Sobre la pena perpetua y la reforma del derecho penal

Hacía un tiempo ya que no escribía, pero me he animado un poco a sacar tiempo de donde no lo tengo para reflexionar sobre un hecho que está conmocionando a la sociedad, y que muchos no dudan en poner en tela de juicio lo que una gran mayoría de los ciudadano /as pensamos que debería ser y, por supuesto, no es.

He leído con mucha atención un artículo de un blog como este, donde se pone en duda la efectividad de lo que se llama "cadena perpetua", y, lo que es peor, lo incluyen en la portada de menéame, como si fuera un relato digno de Nobel (grrr, mucha envidia, pero sana ehhh).

En ese artículo el autor intenta explicar, subjetivamente, por qué piensa que la cadena perpetua no sería efectiva en nuestro país. Da razones de peso, lo cual hace que sea respetable, pero no comparto ni de lejos su opinión.
Analicemos el artículo en cuestión para poder dar una visión, cuanto menos, distinta de la expresada esperando sea igual de reflexionada como (insisto), respetada.
(Artículo "Cadena Perpetua" extraído de "Ponga un mostrenco en su vida" , autor: mostrenco http://empollonintegrista.wordpress.com/2009/02/26/cadena-perpetua/)

Inicia el artículo diciendo que la chispa del debate social ante las penas de cárcel denominadas "cadena perpetua" vienen de la chispa de un hecho social que conmueve como la muerte de Mari Luz o Marta.
Señor mío, parece mentira que no vea las noticias en la televisión o lea los periódicos, donde diariamente se pueden contemplar actuaciones violentas (resultado general, muerte), atentados y hechos delictivos de distinta consideración y relacionados normalmente con el robo por parte de altos mandatarios.

Comparto con usted la opinión de NO a cadena perpetua en todos los casos, pero prefiero que parte de mis impuestos vayan destinados a encerrar de por vida a personas que han acabado con la vida de otras tantas y se consideran, por lo tanto, peligro social. Nadie le exime que la próxima vez que vaya caminando por la calle estalle por su lado una bomba, y le quede parapléjico, tetrapléjico, o, en el peor de los casos, acabe con su vida. Si encima la persona que haya colocado esa bomba ha pasado antes por la cárcel, ¿tendría para usted sentido la pena capital denominada "cadena perpetua"?

Habla también en su artículo de las personas que hayan cometido delitos económicos. Bien, aquí es otra pena de la que merecería la pena hablar, no cadena perpetua pero sí trabajos "sociales". Siempre he defendido los trabajos para la comunidad, (tan yankis), pero que darían resultado si pusiéramos a esos delincuentes (llámese a ejemplo el recién salido Julián Muñoz), a colocar asfalto en las carreteras en pleno mes de julio.
No condonaría la deuda, pero puedo asegurarle que más de uno se lo pensaba antes de delinquir. La pena es que por medio estarían los sindicatos, que promoverían el movimiento pro-empleo (o lo que es lo mismo, eso no puede hacerlo gente que no cobre un sueldo). Pero hacen falta tantos arreglos en nuestras carreteras, o limpieza en nuestras calles (al menos de mi ciudad), que nos ahorraríamos un dineral y encima se les daría un buen escarmiento.

Me pone los pelos de punta ver cómo su escrito pasa con frivolidad ante delitos de robo, agresión, palizas, xenofobia, o muertes por violencia de género. Incluso se permite la ironía del totalitarismo del siglo XX que recortan derechos civiles: perdone, un derecho fundamental y civil es sentirme seguro, no hay totalitarismos que valgan ni excusas ante los que continuamente pretenden saltarse a la torera esos derechos que tanto nos han costado y que cada vez con mayor intensidad son violados...

¿Acaso no desearía usted que cada víctima se eliminara y que el asesino se hubiera suicidado? Estoy seguro que sí, pero en una sociedad donde el "todo vale, vale todo" nos vemos en la libertad (que no pocos llaman el libertinaje) de defender al infractor proponiendo redención. Esa misma que ellos cuando delinquieron no tuvieron con su/s víctima/s.

La pena de muerte no vendría pues, como afirma al final, de la muerte de la novia a manos de un macarra. Por suerte o por desgracia esa es la justificación barata que encuentra a todo su entramado social, donde queda de lado a asesinos, terroristas, estafadores, violadores, xenófobos, y demás individuos asociales.

Preciosa, por cierto, la cita de Benjamin Franklin ("“Cualquier sociedad que renuncie a un poco de libertad para obtener algo de seguridad no se merece ni una ni otra, y acabará perdiendo ambas”.), entonces: ¡viva el delito, vivamos inseguros para que vengan otros a acabar con nuestras libertades!, (... y nuestra vida de paso).

Saludos.