martes, 25 de octubre de 2011

¿Inteligencia? Simplemente... política.

El post de hoy no va sobre indignados colmando plazas -protestando pacíficamente-, ni de perroflautas o de movimientos sociales masivos delante de nuestro Congreso de los Diputados.

El post de hoy va sobre todo lo contrario, va sobre una pequeña población de chupópteros beneficiados escudados en "hemos sido elegidos por el pueblo, y tenemos pleno derecho".

¿Pleno derecho en qué, en elegir el sueldo de diputado votando ustedes mismos lo que van a cobrar? Y lo que es peor, ¿por qué no puedo decidir yo el mío y lo deciden ustedes por mí? ¿Acaso no debería el pueblo decidir el sueldo de sus políticos para ser más justos?
El fin primero de todo político es solucionar problemas. En el caso de España, justo hasta el día que nuestro Presidente dijo que estábamos en crisis, yo ya lo había anunciado dos años antes. Entonces, si hay un problema que cualquiera puede ver, ¿cómo no lo vio él con la cantidad de expertos que día a día maneja en su puesto? 

Actualmente en mi trabajo necesito tener 67 años para jubilarme y más de 28 computados. Ellos no. Listos.

Ahora mismo para mi trabajo necesito manejar las Nuevas Tecnologías, y claro, si quiero ponerme al día, necesito comprar aparatos varios para poder hacerlo. Ellos no. Listos. Un smartphone y una tablet de última generación serán repartidos entre los miembros del Congreso de los Diputados nada más acaben las elecciones, con un presupuesto de 1.000.000 de €. Listos más que listos.

Ellos no tienen horario de trabajo. Es más, algunos compatibilizan su vida de político asalariado con otros trabajos. ¿Paro en España? ¡Qué empiecen por ellos mismos! Que son unos... sí. Listos!

Ser político es verdaderamente un chollazo. Aparte de vivir donde quieran les pagan las dietas y el kilometraje. A mí no, si quiero trabajar y desplazarme me lo tengo que pagar de mi bolsillo. ¿Qué cómo se llama a eso? ¿Ser listos, verdad?

Un día me gustaría ver un país como España donde los políticos vivieran en Madrid todos y cada uno de ellos, pagando de su sueldo de político una casa en alquiler o un hotel, donde tuvieran que picar cada vez que entran y cada vez que salen de su puesto de trabajo, de 8 horas diarias de lunes a domingos, donde cada hora que faltaran tuvieran que recuperarla como todo hijo de vecino, y donde no tuvieran que hacer 4 años de ministro para tener un sueldo vitalicio sino un mínimo computable y a los 67 años. Me gustaría que se dedicaran entre ellos a solucionar los problemas del país, no a generar más, ni con más violencia e indignación de sus habitantes por sus escandalosos desmadres y excesos.
Me gustaría igualmente que aquel que fuera político lo fuera por vocación, como los médicos o profesores. Seguramente el número de políticos se reduciría drásticamente sin necesidad que un político de turno -llámese Celdrán- lo denunciara públicamente.

Me gustaría que el dinero que alegremente han gastado en miles de personas en paro, o prestación subsidiaria, se les diera siempre y cuando hubiera motivos más que alarmantes para hacerlo, no que en familias de 4 miembros entraran 1200€ mensuales sin necesidad de declarar a Hacienda, que, como muchos dirán, somos todos, pero más de los que nos hace falta que los que les sobra...

Me gustaría un país donde el político y la política no estuvieran corruptos, donde no se sangrara con aumentos de impuestos en luz, agua, gasolina o productos básicos a los de siempre. Donde el que gana más se le ponga un tope para no seguir ganando más y donde el que gana menos no estuviera al borde de la indigencia por querer tener algo extra.

Donde los derechos a la Educación libre y gratuita, la Seguridad Social o una vivienda digna no estuviera contaminada del poder de los de más arriba.

Un país donde el médico que salva vidas fuera recompensado con días fuera de su stress, donde el profesor no fuera criticado por los meses de vacaciones -cuando sus padres lo que quieren es quitárselos de encima-, o donde los pedófilos y violadores fueran castrados químicamente de por vida.

Por último un país donde el que venga de fuera quiera ayudar, y no ser el paraíso de maleantes; donde se respetaran los derechos de los demás y donde cualquier guiri de poca monta no viera que España es el país de las libertades y de la pandereta...

Un cordial saludo.