sábado, 1 de junio de 2013

La vida

Hay veces que nos olvidamos quiénes somos y de dónde venimos.

Ayer, en una salida nocturna tuve la ocasión de encontrarme con dos personas de mi pasado. Una de un pasado muy lejano, otra de un pasado simplemente lejano...

La primera persona que me encontré mientras disfrutaba de un refrigerio en la terraza de un bar era la del pasado muy lejano. Alguien con la que compartí muchas vivencias de adolescente, donde todo es grande, no hay problemas y tenemos un horizonte muy amplio a nuestro alcance.

Fue agradable, no voy a engañar a nadie, pero reconozco que es el tipo de personas que te paras, saludas, sabes de su vida y hasta la próxima, si es que la hay (que espero que sí). No hay citas, hay alegría, pero de ver que esa persona sigue existiendo, pero como dice la canción "dicen que la distancia es el olvido".

La siguiente persona lejana fue otro AMIGO de la adolescencia. Es difícil en los tiempos que vivimos hablar de amigos en mayúscula, pues la pérdida de valores es tan grande que hasta que no te los encuentras no vuelves a sentir verdadera felicidad en tu interior.

Ese amigo pasaba y me vio, y por supuesto me llamó la atención. Yo en un principio no supe cómo reaccionar: eran tan grandes los sentimientos agolpados que no sabía si abrazarlo, si estrecharle la mano...

Pero a diferencia de la otra persona muy lejana en el tiempo la conversación fluyó como si realmente no hubiera pasado el tiempo.

No soy de tener muchos amigos, lo reconozco. Mi vida se ha tornado tan selectiva que hasta en eso se puede decir que he ido separando la paja del grano hasta quedarme con dos granos diminutos. Mucha gente me podría tachar de egoísmo, y no lo niego, pudiera ser; pero esto es la vida. Sólo sientes por quienes has tenido vivencias muy cercanas, y él lo fue, como mi amigo Tomás.

Me gustaría volver a encontrarme con él, y sé que estoy forzando la situación porque le he enviado un correo diciendo que esto no puede quedar en otros 12 años... ¡qué relativo es el tiempo! Parecieron 12 horas que no lo veía, fue todo tan natural, que incluso me sorprendo al recordarlo.

Solo os diré de su vida que es fotógrafo profesional. Aparte de un amigo, ha ganado un admirador. Seguramente no debería hacer lo que voy a hacer, pero os recomiendo que veáis su obra y la juzguéis por vosotros mismos.

Su fotografía es como la misma vida. Comprobadlo. A mí me ha sorprendido muy gratamente.


Saludos desde aquí si algún día ves esta entrada. Tú siempre has sido y serás un amigo. Pase el tiempo que pase...

Simplemente justifico esta entrada como una necesidad imperiosa interior. Si hay alguien que lea estas líneas de un blog tan personal como mis amistades, espero que sepa entenderlo.

La vida.

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